Contacto en Italia Autor Cynthia Rodríguez Edición noviembre 2009 editorial debate El pacto entre Los Zetas y



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10 Horas de pánico


Giulio sufría momentos angustiantes. Los informes señalan que las deudas con los mexicanos le habían quitado el sueño. Los últimos días de mayo vivía constantemente con la idea de que en algún momento tendría que llegar a los balazos para defender su vida.
Estaba, como se dice, entre la espada y la pared, pues aunque en Calabria le habían prometido enviarle dinero, sabía que podría no llegar a tiempo para pagar sus deudas.
Esos últimos días consideraba que se estaba jugando su futuro y su vida, pues, de huir, como lo había pensado (según quedó claro en las conversaciones con sus padres), regresaría a Marina di Gioiosa lonica con las manos vacías y sin poder lavar la mala imagen que tenía en la zona. Lo peor era que no se trataba sólo de su imagen, sino de la de su familia entera, por eso no lo había hecho.
Por otra parte, la presión no sólo era para él, sino para su socio, Christopher Castellano, con quien había hecho algunos planes que, a causa de las deudas, simplemente se habían quedado en eso.
El miércoles 28 de mayo de 2008, Giulio llamó a Teresa para saber si había noticias del dinero.
Giulio: Para el cumpleaños de Michele, cuánto metió Pasquale [Pugliese]?

Teresa: Ah, el cumpleaños de Michele, metió 300 (es d 30000 euros), pero dijo que quería meter 4 (40000 euros) y la diferencia se las dará el viernes.
Al escuchar la palabra “viernes”, Giulio, cada vez más deses1 rado, sin energías siquiera para seguir enojándose, dijo a su n que había encontrado un lugar en el avión: como parecía qu situación no mejoraba, prefería regresar a Italia y encargarse pe sonalmente de conseguir el dinero.
Ese mismo día, pero más tarde, volvió a llamar a Teresa pa decirle que llegaría a Calabria al día siguiente, a las 14:30 ho Efectivamente, Giulio llegó a Calabria la tarde del 29 de mayo
El 30 de mayo, a las 16:13 horas, Stacy, que se había c en Nueva York, le llamó a Giulio.
Stacy: ¿Bueno?
Giulio: Sí, no puedo alcanzarlo telefónicamente. No puedo 1 mar del celular, ni de casa, lo sabes, tampoco puedo andar por pueblo, ya lo saben, por favor.
Stacy: Está bien. Él dirá, pero ya lo ha hecho antes.
Giulio: Pero no entiendes, no quiero que la gente vea.
Stacy: Está bien, ok.
Giulio: No, escucha, si me ven por el pueblo, van a er hablar, ya conoces bien la situación. No quiero que ellos (refiri dose a los acreedores) sepan que estoy aquí. ¿Entiendes esto?
Stacy: Sí, lo sé.
Giulio: ¿Qué diablos quieren que haga? No puedo andar por a. en el pueblo, y sabes por qué no puedo hacerlo. Estoy en la mor1 tafia y es así. Ando por acá. Él me llama una vez y después cuel ga y no alcanzo a responder. Y sé que él tiene mi número de aqu pero sólo suena una vez y ya.
Stacy: ¿Qué quieres decir? Ah, ¿con tu celular?

Giulio: Con mi número. No el de casa. Estoy hablando de mi número. La llamada se logra y suena una vez y luego cuelga. Porque aquí no hay señal. Tú sabes dónde me encuentro, ¿qué debo hacer?
Stacy: Ok, está bien.
Giulio: Sólo podía hacer esto así, no puedo hacer nada más. No hay nada que podamos hacer. Ahora no sé qué le ha dicho a mi hermano [Vincenzol. Si mi hermano debe ir para hablar con estas personas junto con él, pues mi hermano va, no tengo problemas. ¿Entiendes esto? Tu amigo le dijo algo, no sé qué le ha dicho.
Stacy: ¿De qué?
Giulio: Él, tu amigo Vinnie, ¿entiendes?
Stacy: Sí, porque gritaba y él le dijo que no levantara la voz. Sabes.
Giulio: Sí, pero, ¿ustedes están locos? Si hay un problema, mando a mi hermano, él habla como si fuera yo, porque es mi hermano, no es que no sea nadie ahí, ¿entiendes? No puedo cambiar la fecha, ésta es la fecha y no puedo hacer nada.
Stacy: Lo sé, pero quiero decir.
Giulio: ¿Ahora cuál es el problema de Chris? En fin, por dos días ¿qué problema hay?
Stacy: [Imitando la voz de Chris.] “Cien muchachos vienen a mi club pero no vienen a bailar, eh”, y después me ha dejado en la contestadora un mensaje muy malo, porque yo después ya no respondía, entonces me decía: “Ustedes no responden al teléfono”.
Giulio: ¿Ves? Eres una tonta.
Stacy: He contestado el teléfono no sé cuántas veces para decirle y le he hablado de nuevo, le he preguntado qué quiere que te diga, así es, no te puedo decir otra cosa. Dime tú, yo no entiendo, ya le dije que cuando escuche otra cosa le llamo.
Giulio: ¿Por qué se enojó con mi hermano hoy?
Stacy: Yo qué sé, a lo mejor lo dice sólo por decir.

Giulio: Vinnie acaba de hablar aquí y me dijo “asegúrate decirle tú también que no quiero hablar, porque este tipo no educado, a mí no me puede decir nada porque no le debo nad Ustedes deben entender, digo, qué diablos, mi hermano no ti nada que ver, sabes esto.
Stacy: Sí.
Giulio: Me debo pelear con este tipo aquí, debo pelear allá, entiendo qué más puedo hacer. Sólo debo cerrar la puerta y eso es lo que debo hacer.
Stacy: Sí, sí, sabes, no entiendo qué le viene a la mente dejarme un mensaje así.
Giulio: Ciao, Stacy, ciao. Luego nos hablamos.
Para el lO de junio, Giulio había tenido algunas reunio “reservadas” para tratar de agilizar las cosas, pero aún no ten respuesta. Ese mismo día, su hermano Vincenzo llamó a la ca materna cuando en Italia eran las 16:17 horas, y, después de coí’ versar con Teresa, lo hizo con Giulio, a quien le informó que h hablado con Christopher Castellano.
De la llamada se supo también que la demora para enviar dinero se debía a que la persona que lo llevaría (después identif do como Luigi Albanesel) había tenido problemas con su pasapori
La cadena de llamadas seguía a causa de esta tardanza. Así, las 20:56, Teresa llamó a Pasquale Pugliese con el único objetiva de saber qué había pasado con el dinero.
Alas 21:08, Pugliese trataba de comunicarse con Diego Lamani na, quien le envió un mensaje: “Compadre, no antes del martesi
Inmediatamente, Pugliese contestó con otro mensaje:
loco”. Esperó más de 10 minutos y, al no obtener respuesta, a 21:25 envió uno más: “Me has abandonado”.

Lamanna sí contestó este mensaje, tres minutos después: “Te he abandonado, los güevos... Para el martes”.


De esta manera, los agentes se dieron cuenta de que, además del problema con el pasaporte de quien haría el papel de correo, no había liquidez en el grupo, probablemente porque Lamanna, a u vez, estaba en espera del pago de la droga que él mismo había distribuido.
A las 22:44, Vincenzo volvió a llamar a Teresa y le pregun— si Giulio había hablado con Chris. La respuesta negativa de la madre lo hizo estallar, pues insistía en que Chris no dejaba de llamarlo y que, si Giulio no le hablaba para enterarlo de la situación, todo terminaría a balazos.
Como siempre, Teresa trataba de controlar a sus hijos y les decía lo que querían escuchar, que haría lo posible para que Giuho le llamara a Chris.
El 2 de junio, mientras que en Calabria se reunían Diego Lamanna y Pasquale Pugliese, Vincenzo recibía la nada amistosa visita de Christopher Castellano, por lo que no dejaba de llamar para pedir que concluyeran las operaciones que tuvieran que terminar para saldar las deudas.
El 3 de junio, Stacy llamó de nueva cuenta a Giulio para decirle que se había tardado en regresar. “Cómo puedo regresar si alguien debe regresar antes que yo?”, contestaba Giulio. Para el día siguiente, aún no había certeza de nada.
Teresa dejó un mensaje en la contestadora de Vincenzo: “Vi, si te hablan los de acá, les dices que el jueves irá allá una persona, que para mañana no hay nada. Les dices que para el jueves, ¿está bien? Ciao”.
A las 18:22 horas, Pasquale Pugliese llamó a Giulio para decirle que apenas saliera de trabajar pasaría a verlo.
A las 18:53, antes de este encuentro, Vincenzo buscó de nuevo a Giulio para preguntarle lo mismo.

Luigi Albanese nació en Locri, provincia de Reggio Calabria, el 14 de octubrc


de 1975.

Vincenzo: ¿Qué ha pasado con esta historia?
Giulio: Todavía no sé, por la noche llamaré al “español”.c de la cabina.
Vincenzo: Ahorita acabo de hablar con él, porque ayer lo aa nazaron, le pusieron la pistola en la cabeza, me habías dicho q te servía un día.
Giulio: Si no es para mañana en la mañana es para pasad mañana, lo que tenga se los mando. Después, veamos, no pue hacer milagros, no vino la persona; no ha desaparecido, pero xi ha venido. En la noche llamaré al responsable.

La conversación se interrumpió en ese momento y cuana Vincenzo volvió a llamar, cinco minutos después, Giulio ya r estaba, así que le pidió a su madre que le diera a su hermano el te fono de Chris para que se comunicara después de que éste hab% ra con el “español”.


La esperada llamada con éste se dio al día siguiente, es dec el miércoles 5 de junio, a las 9:30 de la mañana. Sin embargo, pesar de que se registró del celular de Giulio Schirripa, quien J hizo fue Luigi Albanese. El “español” al que se referían en dad era Ignacio Díaz, alias Nacho.
Nacho:
¡Bueno!
Luigi: ¡Sí, Nacho!
Nacho: Sí.
Luzgi: Soy el primo de Giulio.
Nacho: Oye lo que te digo, mira, me has creado problemas1 tengo dolor de cabeza, ves que estoy despierto a esta hora ¡y mira’ qué hora es! (2:30 de la mañana en Nueva York), ¿por quién me tomas? Quiero explicarte una cosa, ¿por qué me tratas así si yo te he tratado bien?
Luigi: No, espera un momento, por favor, tenía un problema

con el boleto, y ahora tengo que comprar otro boleto, porque no tenía el pasaporte para ir, ya lo hice nuevamente.


Nacho: Te explico qué es lo que pasa.
Luigi: Domingo, domingo.
Nacho: No me vengan a decir que el domingo porque a mí me habían dicho “para mañana” y esa gente me ha dicho que si mañana no estás aquí, ellos se van, se van ya, me dijeron así, “mira, si nosotros venimos, ‘pam’ “, y de 10 días que ellos llevan aquí esperándote... ¡10 días aquí esperándote!
Luigi: Sí, sí.
Nacho: Mira, mira, me dijiste que venías el domingo.
Luigi: No, pero él me llamó y me dijo.
Nacho: Hablamos como dos hombres, ¿sí o no?
Luigí: Sí, sí.
Nacho: Con respeto, por lo tanto, me has faltado al respeto hasta el fondo (refiriéndose a toda la organizaciófl) me habías dicho que el domingo estarías aquí.
Luzgi: Sí, sí, el domingo por la noche estaré ahí tranquilamente.
Nacho: Escucha, escucha.
Luigi: ¿Esto lo entiendes?
Nacho: Mira, entiendo todo lo que me dices, ¿te acuerdas la vez que tú y yo hablamos y me dijiste que el domingo estarías aquí?
Luigi: Sí, sí, sí, ¡no, no!, pero tuve un problema con el pasaporte, con el boleto.
Nacho: ¡ENo me llamaste!!!
Luigi: Porque Giulio me lo dio.
Nacho: Escúchame, escúchame.
Luigi: No, porque, espera. Giulio me dio ahorita, me dio el número de teléfono, porque antes no tenía el número para llamarte, ¿me explico?, sólo por él.
Nacho: Estás jugando conmigo, loco, soy un hombre, soy un hombre y no se juega con esto, tú sabes que con esto no se juega.

Luigi: Sí, esto lo sé, lo sé.
Nacho: Mira, te he ayudado con un problema, no estaba d puesto a ayudarte nuevamente, ahora estoy mal mientras tú contento, de manera que así no se puede.
Lutgi: Lo sé, pero te estoy explicando lo que pasó, ya te dije g tuve un problema, que no podía sacar el boleto para ir.
Nacho: ¿Y por qué no me llamaste?
Luti: Es que no tenía...
Nacho: Con tu hermano, con tu hermano.
Luigi: No, porque escúchame, te lo digo de nuevo, te est diciendo que no tenía el número para llamarte y ahorita estoy diciendo.
Nacho: ¿Mi número? Chris le dio el número a tu hermano.. a tu madre, donde estás.
Luigi: Sí, sí, ahora sí, te digo, ahora, el domingo estaré a tranquilamente, sin hablar por teléfono.
Nacho: ¡Pero los demás días me dijiste que el domingo esta rías aquí!
Lui: No, el domingo yo...
Nacho: Escucha, me habías dicho que estarías aquí, esa gente vino de México ¡y han estado aquí todos estos días! ¿Sabes cuán1 to debo pagar al que está aquí:? 2500 dólares.
Luigi: No, no, no, tienes ahí los 60, y los 90 los tendrás eh domingo en la noche, ¿está bien?
Nacho: ¿Cuáles 60 y 90? Tú me debes cuatro y tres.
Luigi: Aquí mi primo me dijo que te debo dar 60 y 93 (60000 y 93000).
Nacho: Escucha, debes pagarme los cuatro, los cuatro que ustedes... ustedes me mandaron 9000 pesos.
Lugi: Sí.
Nacho: Y ahorita me tienen que pagar los tres, que cada uno cuesta 31.

Luigi: Ahora, del otro no sabía, él me explicó que debía darte su parte.
Nacho: ¿Su parte? Te estoy pidiendo lo que es mío.
Lutgi: Sí.
Nacho: Escucha, estoy cansado de este problema.
Luzgi: Sí.
Nacho: Éste es un problema, y sabes lo que puede suceder, un problema muy gordo, que después se puede lamentar y llorar.
Luigi: Sí, bien, bien, ahora escúchame, ahora te llamo.., no sé, no te llamo porque no... pero el domingo estaré ahí con el dinero, ¿está bien?
Nacho: ¿A qué hora?
Luigi: El domingo en la noche, porque tengo el avión, tengo el avión.
Nacho: Antes me dijiste lo mismo, que llegabas el domingo, y esta gente está aquí desde hace ¡10 días!
Luigi: El domingo en la noche estaré ahí.
Nacho: Ok, está bien, pero pagarás todo aquello que yo deba pagar por esta gente, son 2500 dólares al día, debo pagar 2500 dólares al día... y tú deberás pagarlos... ¡tú! ¿Oíste?
Luigi: Sí.
Nacho: Porque no estoy loco, tú... si tú no los pagas, deberá pagarlos Chris... uno de los dos deberá pagar.
Luigi: Entonces te hablo más tarde.
Nacho: A mí no me importa, habla con Chris, si no quieres, no hables conmigo, pero habla con Chris, debes resolver esto, ¡estoy cansado! Estoy cansado de este tu valemadres, yo soy un hombre, ¿me entiendes?
Luigi: Sí, sí.
Nacho: Yo soy un hombre y ahora cuando vengas y resolvamos el problema, tú y yo vamos a hablar, porque debemos hablar, porque ésta es una falta de respeto excesiva.

Luigi: No, ahora no tengo ningún problema, te digo, te ei diciendo que el domingo estaré ahí, no hablemos de esto.
Nacho: A mí no me importa lo que hagas, haz lo que ci pero un día tendrás que venir aquí a Nueva York, deberás venj tú y yo nos vamos a encontrar, porque yo estoy ahí todos los y este problema necesita resolverse.
Luigi: Sí, sí, sí, pero.
Nacho: Mira, mira, te he dado muchos chances y te he ayuda a resolver un problema que me habías dicho que tenías, y que nu ca sucedió, porque mandé a mi amigo allá para que recogiera aç lb y nunca se lo diste, y tampoco mandaste el dinero aquí, siemj mentiras, mentiras, todavía hoy me estás contando mentiras, ahi ra esta gente se quedará aquí hasta mañana a las 10 de la nc
Luigi: Bien.
Nacho: Mañana a las 10 de la noche esta gente se irá de aqul
Luigi: Mira, escúchame, escúchame, hermano.
Nacho: Escucha lo que te digo, cualquier cosa que le pase a C serás el responsable porque hay muchas palabras en medio.
Luigi: ¡No!, no hay muchas palabras, te estoy diciendo lo qu

pasó.


Nacho: Sí, pero ¿cuándo? ¿Cuándo?
Luigi: El domingo en la noche estaré ahí y te daré todo e.

dinero.


Nacho: Pero ¿hace cuántos días me estás diciendo esto?
Luigi: Ahora, ¿cuántos días?, te dije que tuve un problema, e problema es éste que te dije, pero el domingo estaré ahí.
Nacho: Hablé con tu hermano, le dejé mi número para que me llamara, porque tú hablas con tu madre, a mí no me importa, yo. tengo problemas aquí.
Luiçi: Sí, sé que a ti no te importa mi problema, pero te estoy diciendo sólo esto... cerremos porque ahora no se puede hablar , más al teléfono, el domingo en la noche estaré ahí.

Nacho: Si sabías que no debías irte allá, ¿por qué te fuiste sin decirnos: “mira, yo me voy”?, hubiéramos hablado ahí donde están los muertos, ¿te acuerdas? Donde están los muertos.
Luigi: Sí, pero tuve estos problemas.
Nacho: ¡Crees que yo estoy loco! ¿Oíste? No estoy loco.
Luigi: No, no, no, no.
Nacho: ¿Oíste? ¿A qué hora estarás aquí el domingo?
Luigi: Estaré ahí el domingo en la noche, a las 11 de la noche... sí.
Nacho: A mí no me importa cuándo estés ahí, a la hora que llegues me hablas y agarro esto.
Luigi: ¡Claro!
Nacho: Aunque sea la una de la mañana, las tres de la mañana, me llamas porque es demasiado cotorreo.
Luigi: Sí, sí.
Nacho: Mucha falta de respeto.
Luigi: Tranquilo, tranquilo, le hacemos así, te llamo y te doy el regalo que tengo para ti.
Nacho: Mira que yo quiero trabajar, porque es mucho dinero, tú sabes que es mucho dinero.
Luigi: Sí.
Nacho: Pero con este valemadrismo que tienes, ¿cómo quieres que la gente te tenga confianza? La misma gente de allá (México).
Luigi: Está bien, cuando esté allá hablamos... [fin de la conversación].
Este largo diálogo le aclaró a las autoridades varias cosas: que el tal Nacho, es decir, Ignacio Alberto Díaz, pertenecía a la organización mexicana conocida como el cártel del Golfo; que los jefes lo consideraban el responsable por la falta del pago no sólo de los 3.334 kilos de cocaína que no se habían vendido, sino de un envío anterior de cuatro kilos —de los que las autoridades se estaban dando cuenta en ese momento— que había entregado a los italianos, y

Giulio: Nada, yo ya hablé, tú dile: “él ha llamado”, sabe quién es, dile así: “hablé con él cuando eran las tres y media de la mañana allá, bajé a Marina a las nueve y media, le llamé, y me tuvo al teléfono 20 minutos y me dijo: domingo o lunes estoy allá”. No puedo hacer nada, así es. Olvídate de Chris. Debo regresar, y cuando regrese lo que es tuyo es tuyo, tú vas por tu calle y yo por la mía y basta.
Vincenzo: Entonces, si Chris me habla, ¿le digo que le vas a hablar, o qué le digo?
Giulio: Vinnie, tal vez hay un retraso de uno o dos días, pero alguien llegará el domingo, ¿entiendes?
Vincenzo: ¿Por qué él sigue llamándome? ¿Por qué?
Giulio: Tú dile que tu hermano ya ha hablado, que ellos le han hablado al tipo, tú sabes cuáles, no quiero decir nombres. Yo hablé directamente con él a las cuatro de la mañana, si no se lo ha dicho a Chris es su problema, yo hablé con él personalmente, yo debía verlo a él, a ningún otro, cuando vaya a Nueva York me debo ver con él.
Vincenzo: Está bien.
Giulio: Y basta, Vinnie, ya le dije al tipo que antes del domingo ni siquiera debe hacer llamadas. Entiendo lo que dices, qué no
dices, pero tampoco puedo salir y golpearlos. No es así.
Vincenzo: Nos hablamos después.
Giulio: Y de lo demás, ¿todo bien?
Vincenzo Todo bien, ¿pero cuándo regresas por estos lares?

Vincenzo: Porque Chris me acaba de hablar ahorita.
Giulio: Chris no sabe nada porque el tipo no le ha dicho, Vmpie, hablé con el tipo que manda y le dije que se olvide de Chris, soy yo el que te debe pagar por la casa, apenas regrese el domingo o el lunes y te pago.
Víncenzo: Pero Chris sigue llamándome, ¿qué quieres que le diga?

que estaban igualmente involucrados Díaz, Christopher Cast no, Giulio Schirripa y Luigi Albanese.


Se enteraron, asimismo, de que por eso Nacho temía por su y amenazaba que, de seguirse tardando, Chris pagaría por que él había sido el contacto entre los mexicanos del cártel del fo y los calabreses, es decir, con la ‘Ndrangheta.
También se confirmó que Albanese tenía un papel firme tro del grupo italiano, como correo del dinero de Italia a Est Unidos: gracias a esta llamada, se probaba que no era la prii4 vez que lo hacía.
Las llamadas continuaron, y a las 12:36 de ese miércoles, G seppe Sansotta telefoneó a Pasquale Pugliese para decirle que “td, iba bien”.
A las 16:26, Vincenzo se comunicó otra vez con Teresa i saber si habían hablado con el “español”. Ella lo tranquilizó dici dole que sí y que “todo quedaba como estaba hasta el domingo
Pocos minutos después, Giulio llamó su hermano sin c detalles de que quien había hablado con Nacho había sido L Albanese. Eran las 16:32.
Giulio: ¿Bueno?
Vincenzo: ¿Qué tal?
Giulio: Ciao, Vinnie.
Vincenzo: ¿Qué hay?
Giulio: Hablé con estas personas a las cuatro de la mañana Nueva York).
Vincenzo: ¿Y?
Giulio: Hablé con estas personas a las cuatro de Nueva York, fJ esta mañana, acá eran las 10, esta mañana, Vinci.
Vincenzo: Hablaste, ¿hablaste con él?
Giulio: Hablé con ése que está interesado, ése de la casa [del estupefacientel, le hablé y le dije.

HORAS DE PÁNICO

HORAS DE PÁNICO

Giulio: Vinnie, estaré ahí, si él viaja el domingo, yo me’ lunes, pero si Viaja el lunes, me voy el martes.
Vincenzo: Ok, adelante y atrás acá.
Giulio: No te entiendo.
Vincenzo: Con estas malditas llamadas.
Giulio: Vinnie, te he dicho antes que el teléfono, que có,í teléfono tienen una cuerda desde aquí hasta Reggio (se ri que gracias a las intercepciones telefónicas se ha arrestado a mu personas).
Vincenzo. No estoy hablando de esto, Giulio, te estoy di do que éste me llama siempre a mí, siempre.
Giulio: No, pues dile bien y claro que cuando yo regrese haL
ré con él, basta. Vinnje, he desperdiciado también tres días,
no tienen nada que hacer, yo no quiero hablar con nadie, 1
que llegue allá, es muy simple.
Vincenzo: Está bien.
Giulio: Nos vemos, ciao.
Vincenzo: Ciao.
Acababan de colgar cuando Vincenzo volvió a llamar a Giul para pedirle que se comunicara con Chris, que no dejaba de E
“Llámalo y habla con él, que me está jodiendo a cada malc segundo con que ‘quiero saber qué pasa, qué está pasando’.”
A las 17:14, Giulio finalmente le telefoneó a Chris.
Chris: ¿Bueno?
Giulio: Bueno.
Chris: ¿Qué pasa?
Giulio: ¿Cristóforo?
Chris: ¿Qué estás haciendo?
Giulio: Tengo una persona que irá a verte el domingo.
Chris: ¿Le dijiste a esta gente?

Giulio: Sí, le hablé a las tres y media de esta mañana para ellos, cuando eran las 10 aquí, y hablé con él, con nuestro amigo, y le dije que el domingo en la noche.
Chris: ¿Le hablaste?
Giulio: Sí, sí.
Chris: ¿No vendrán otra vez a molestarme aquí?
Giulio: No, no te van a molestar, porque les dije que el domingo en la noche. Hablé por media hora y les expliqué que antes del domingo en la noche no podía hacer nada. A las 11 de la noche del domingo, tú y mi hermano irán a buscarlos y luego yo regresaré el lunes o martes, pero no importa porque ahí contigo estará mi hermano, ¿ok?
Chris: Lunes o martes. Tu hermano...
Giulio: No, tú debes pensar en él, para el domingo en la noche, ¿te queda claro? Y luego yo personalmente regreso a casa el lunes o el martes. Pero alguien debe hacerse cargo de él (se refería a Luigi Albanese) y cuando el tipo llegue, tú solamente debes estar con él durante dos días y cuando yo llegue le buscaré un lugar, ¿de acuerdo?
Chris: Ok.
Giulio: Llegue alguien de ustedes, porque él no habla inglés para nada. Él llega y tú acomódalo donde creas, no me importa. Pero a ellos debes quitarlos de en medio porque estarán hartos. ¿Entendiste?
Chris: Ellos, ¿entiendes? ¿Esperarán?
Giulio: Sí, me han dicho que sí. Les dije que el domingo por la noche a las 11, que no hay de otra, que ya no hablaran, que no molestaran a nadie hasta el domingo en la noche. Esa noche, de que irá, irá, y después de eso podremos sentarnos y hablaremos de lo que queremos hacer, ¿ok?
Chris: Ok, ¿pero estás seguro de que no vendrán aquí de nuevo? Es que no sabes qué me han hecho pasar aquí, amigo.

Giulio: Escúchame, en el caso de que deban decir algo, ¿p número que te aparece?
Chris: Sí.
Giulio: Les das este número. Basta con darles este núrne total, después lo tiro, no me importa. ¿Ok? Porque yo les h durante media hora y ya les dije que no eres tú, les dije que que agarrar a alguien para prepararle los documentos y que• podía hacer nada, así están las cosas. No puedo hacer dos vW Chris. Quiero que se vaya sólo una persona, porque me c dinero mandar a una persona, tampoco puedo tirar cuatro, c mil sólo para el vuelo. ¡No puedo hacerlo!
Chris:...
Giulio:
¿Qué?
Chris: No, es que no sabes lo que está sucediendo aquí, no lo puedes imaginar.
Giulio: Entiendo, Chris, lo siento, entiende. Después, cu do llegue, hablamos en persona. Lo arreglamos y luego lo tuyo es tuyo y lo que es mío es mío, y después de eso, Chris,i que habíamos metido juntos, hacemos lo que podemos, ¿qué puedo decir?
Chris: Me dejaste aquí solo como un perro, ¿me estás cc rreando?
Giulio: Lo entiendo, Chris, pero tuve que hacerlo así para veni a recoger mi maldito dinero, Chris, no podía.
Chris: Pero ahora todo está bien, ¿verdad?
Giulio: Sí, sí, sí, seguro.
Chris: ¿Todo?
Giulio: Sí, Chris.
Chris: Ok, veré a tu amigo el domingo en la noche, lo aco4. modo en cualquier parte durante dos días y nosotros nos vemos el martes en la noche.
Giulio: Exacto.

Chris: Y ellos no vienen más, escucha, no tengo problemas con
ellos porque me hayan amenazado, yo amenazaba igual. Giulio: Sí, pero éste que te amenaza sabe quién soy, y qué diablos. Donde vas a pescar ni modo que vayas a robar un banco, yo debo regresar.
Chris: Le dije a estos malditos, pero yo soy educado, ellos no quieren saber nada, tienen un solo pensamiento.
Giulio: Y después hazlos ir a trabajar a cualquier otro lado, Chris, ¿qué te puedo decir? ¡Caray! Qué me importa, les pagamos, agradecemos.
Chris: Tenemos algo bueno con ellos.
Giulio: Esto lo entiendo, Chris, pero les pagamos bien, esto es que deben entender, amigo.
Chris: Entiendo, oye, hablamos cuando regreses, pero no quiero desembarazarme de ellos, te lo digo ahora. Pon atención, me han hecho pasar un infierno, no te puedes imaginar, yo, mi familia.
Giulio: Chris, te pido perdón, es culpa mía. Cuando llegue te explico todo y luego entenderás por qué no nos alcanzarán 15 días más. Te explico cuando llegue. Quince días de tiempo, como siempre, ahora no nos alcanzarán. ¿Entendiste?
Chris: Está bien, de acuerdo, tomemos tres semanas, pero debes advertirle a la gente.
Giulio: No sé si son tres semanas, Chris, pero no quiero hablar de eso ahora. Cuando llegue, hablamos en persona y hacemos lo que se pueda. Ellos irán por su propio camino y nosotros por el nuestro, ¿qué debo hacer?
Chris: Giulio, debes regresar el martes por la noche.
Giulio: Tranquilo, estoy en casa, el domingo en la noche ya lo tengo arreglado, lunes o martes estoy ahí en persona y tú también te arreglarás con ellos.
Chris: Nos vemos el martes, pero te encargo que éste venga el domingo, no quiero que ellos vengan aquí.

Giulio: El domingo en la noche... este... cómo se llama pasa a recoger mi hermano y lo llevará contigo.
Chris: Ok, gracias.
Giulio: Ciao, Chris.
Chris: Ciao.
Las llamadas que se habían registrado, primero entre Gi Vincenzo y luego entre Giulio y Christopher Castellano, aler ron a los agentes sobre lo que parecía la inminente partida de L Albanese a Estados Unidos, pero también, una vez más, cc maban que entre todos ellos había lazos regulares en cuestiones narcotráfico, amén del miedo que le tenían a sus nuevos socios decir, a los representantes del cártel del Golfo; de ahí la preo pación de Castellano, pues no estando Giulio Schirripa en Nw, York, con él descargaban todas las amenazas.
Apenas un día después (el jueves 6 de junio a las 19:25 ho de que Giulio creyera haber tranquilizado a todos en Corona, Q tellano volvió a comunicarse con él. 4
Chris: ¿Bueno?
Giulio: Ciao.
Chris: Esas personas (los mexicanos) vinieron acá ayer efl noche bro.
Giulio: ¿Qué?
Chris: Vinieron ayer en la noche.
Giulio: Yo hablé con ellos, les dije que no te buscaran.
Chris: Vinieron con cinco jodidos tipos, ésta es la noticia. Qi ría matarlos, les dije: “qué están haciendo acá?” Hablamos. I dijeron que no te creían y que estás lleno de mierda, que les ha dado ocho fechas diversas, que eres un pedazo de mierda.

La conversación se interrumpió por la mala señal que tenían ambos en ese momento. Pero, a los dos minutos, Giulio telefoneó de nuevo a Chris.


Giulio: Sí.
Chris:
Sí, ahora te escucho.
Giulio: Está bien, el domingo en la noche el tipo estará ahí con mi hermano. Tú debes tenerlo durante dos días, el domingo en la noche tienes que cuidarlos, debes darles lo que quieren, ellos ya saben lo que es, no te debo explicar lo que es, y luego yo estaré ahí el lunes o martes.
Chris: Está bien, pero me estaban diciendo esto, que están cansados, están cansados, les dije: “entiéndanme, no tengo más palabras para ustedes, ¿qué quieren de mí?, estoy aquí con ustedes”, y tú sigues diciéndoles que el martes, jueves.
Giulio: No, no, no, no, les dije cuando les hablé por teléfono (allá eran las tres y media de la mañana), les dije que nunca nadie les da una fecha fija, que el domingo llega uno, y así lo terminamos, pueden hacer lo que quieran, pueden cambiar todo lo que quieran, pero yo no puedo.
Chris: Escucha. Ellos tienen tanto trabajo.
Giulio: Me han dicho.
Chris: Escucha, escucha, dejémoslo así, mejor hablamos cuando nos veamos.
Giulio: Es lo que digo.
Chris: Pon atención, lo único que te digo es, por favor, no cambies el domingo en la noche, por favor.
Giulio: Lo sé.
Chris: Por favor, no puedo hacer nada con ellos, estoy listo para hacer cualquier cosa, dejémoslos en paz. Nos veremos cuando regreses y este tipo llegará el domingo.
Giulio: Así es, bro.

Llegó el domingo 9 de junio de 2008, cuando, según las ir tigaciones, habían prometido pagar las deudas, pero el coi El envío de dinero se había retrasado nuevamente. La situad para Vincenzo Schirripa y Christopher Castellano empeoraba, 1 faltaron las amenazas de muerte.


Ese día, a las 21:30 horas, Castellano dejó un mensaje celular de Giulio, luego de varios intentos fallidos. “Hábla me matan, háblame o me matan, joder.”
Pero Giulio no le habló en ese momento, prefirió, en desahogarse con su mujer, a la que llamó a las 23:26 horas.
Stacy: ¿Bueno?
Giulio: ¿Qué pasa?
Stacy: ¿Qué haces?
Giulio: Regreso a casa.
Stacy: ¿Dónde estás?
Giulio: Voy en un auto, estoy acompañando a casa a un ai. go mío.
Stacy: Recibí dos llamadas.
Giulio: ¿Y qué quieres que haga, Sté?
Stacy: Aparentemente, ayer hubo problemas y alguien terrnt en el hospital. Y otra vez se dejó correr la voz de que vendra1 yerme porque quieren que yo hable con ellos. A ti, ¿sabes?
Giulio: Stacy, llamadas o no llamadas, no se pueden hacer aC sabes lo que está pasando, Stacy. No podemos hablar por teléfofl de las mismas mierdas. Ya te lo dije, meteré a alguien en el avi dentro de uno o dos días y no puedo hacer otra cosa.
Stacy: Ni siquiera diré esto porque si no llega a suceder.
Giulio: Ahora él viene a casa este fin de semana. Fin. ¿Llama No puedo hablar como ellos, Stacy, no conozco a esta gente y fl quiero saber nada. Estás mejor enterada que yo, sabes todo, pO eso no me vengas a preguntar cada jodido segundo, como lo•

mi madre; lo mismo Vinnie, que llama cada segundo. Muchachos, ¡todos conocen la situación!


Stacy: Ok, pero te estoy contando lo que han hecho.
Giulio: Pero yo te estoy diciendo cómo están las cosas, no puedo hacer nada, ¿qué chingados quieren que haga?
Stacy: A mí no me digas, ¡una persona acabó en el hospital!
Giulio: ¿Quién fue?
Stacy: No me lo ha dicho, tiene solo.., él y el hermano y el hijo se fueron del lugar pero aparentemente alguien regresó mientras ellos estaban todavía ahí y ahora alguien está en el hospital. Ahora se dice que siempre hay uno en el lugar que él frecuenta. Luego no sé qué pasó.
Giulio: No, no sé, Stacy. Sé que está sucediendo, pero bueno, uno, dos, tres días o ios que sean, ellos tendrán lo suyo. Lo sé.
Stacy: ¿Sí?
Giulio: Sí, pero se necesita tiempo, Sté. Ahora voy a casa y alguien estará en casa, alguien estará... Nos vemos.
Stacy: ¿Pero estás haciendo algo?
Giulio: Stacy, estoy esperando a alguien, estoy en camino a casa a dormir, estoy cansado y quiero irme a casa. Ciao.
Stacy: Te amo.
Giulio: Ciao.
Minutos después, a las 23:30, Giulio logró contactar a Pasquale Pugliese pidiéndole noticias del dinero. Con un tono seco, éste le respondió: “Mañana en la mañana nos vemos, voy por el dinero”.
Y así pasó. Según el monitoreo de los carabineros, ambos personajes se encontraron al día siguiente y fue entonces cuando Giuho comenzó a organizar el viaje de regreso a Nueva York.
El miércoles 12 de junio, a las 14:27 horas, se registró otra conversación que dejó ver los siguientes pasos:

Giulio: ¿Bueno?
Chris: ¿Entonces?
Giulio: ¿Qué? Deja que te pregunte algo... ¿cómo se l1am has dicho a Gregory2 algo sobre nosotros?
Chris: Sí, unas cositas, estaba enloqueciendo.
Giulio: Ah, con razón, ahora se explica, su maldito sobi vino aquí ayer a romperme las bolas, por eso, amigo.
Chris: Este loco dice que le debes dar todo el resto.
Giulio: Pero en lo que a él respecta, no te importa para ¿sabes? Pero le dijiste que trabajamos y todo, ¿no?
Chris: Le dije para justificarte, así pensé que al menos peris que estás trabajando y quizá te dejará en paz, ¿sabes? Le dije pronto le ibas a pagar.
Giulio: Pero hoy ese tipo me envió a uno de sus hombres i romperme las bolas.
Chris: Bueno, y a quién le importa. Basta con que hagas correcto, amigo (refiriéndose también a cubrir el saldo con. mexicanos).
Giulio: ¿Hacer lo correcto? Pero si yo no quería tener nada ç ver con este jodido hombre. Ahora me dirá que trabajemos cor y no quiero tener nada con él. Le quiero pagar y saldar.
Chris: No debes hacer nada que no sientas, pon atención.
Giulio: Pero ahora me va a decir que quiere que trabajem juntos, y no quiero enredar más las cosas.
Chris: No debes hacer nada, sólo dale lo que le debes y bas
Giulio: Sí, ya entendí, pero no puedo “darle lo que le deb& tampoco darle todo lo que le debo en una sola vez. No tengo toc junto para darlo en una sola vez.
Chris: Estuve pensando que si él sabe que ahora estás trabajafl do, te dejará en paz y aceptará un poco cada vez.
2 En esta investigación a Gregory o Gregorio de Corona sólo se le identific como el antiguo acreedor de Giulio Schirripa en Estados Unidos.

Giulio: Todos estos tipos son iguales. El jodido sobrino vino una actitud de la chingada y lo corrí.
Chris: Pero que te valgan esas pendejadas.
Giulio: Yo quería saber, porque nadie lo sabía, pero ya sé que fuiste tú, porque me preguntaba cómo jodidos le había hecho para enterarse.
Chris: Sí, yo buscaba de salvarte el culo. Estaba enojado y no sabía qué decirle.
Giulio: No hay problema, amigo, entiendo, la única cosa es ahora se lo dices.
Chris: Pensé bien para decírselo, así él dirá: “está bien, quizá dentro de un mesecito estarán empatados y bueno, habrá algo”.
Giulio: ¿Cómo que podremos estar empatados? Con los intereses que nos puso, olvídalo.
Chris: Sí, pero tengo una noticia para ti, haz lo conveniente.
Giulio: Chris, no te preocupes, entre tú y yo no hay secretos, alguien estará contigo el sábado en la noche y yo llego el domingo.
Chris: Ok, pero escúchame, yo me siento, contigo y con él, tranquilo.
Giulio: No, no, lo único es que no quiero escuchar porque ahora vendrá a pedirme el dinero, y yo no tengo dinero para él ¡ni para todos juntos!
Chris: No, atiende, él sabe que debe pasar todo por aquí, mira, lo agarré a groserías.
Giulio: [Busca interrumpir la conversación.]
Chris: Déjame hablar; le dije: en primer lugar, el muchacho está trabajando, déjalo en paz; en segundo lugar, no te debo decir nada; en tercer lugar, tú no mandas aquí, y en último lugar, métete en tus negocios. Así le dije. Él [Gregorio] estaba temblando, yo gritaba. Le decía: ¡deja en paz al muchacho!
Giulio: ¿Ha mencionado a esas personas? ¿Conoce al dominicano?

Chris: Él estaba al lado esa noche.
Giulio: ¡Con razón! Con razón ha dado los nombres y me guntaba cómo le había hecho para saberlos, yo no lo quierÓ aquí, porque si ellos lo ven por aquí, sabrán que trabajaré para porque esta gente, ellos, no quieren tratar con él.
Chris: Escucha, él estaba, estaban todos en ese jodido u Estaban todos, amigo, todos enloquecían. Pero entiende, no problemón. Podemos organizar todas estas pendejadas, tranqu Nadie te va a molestar.
Giulio: No, porque este tipo, si tiene cualquier trabajo a ra me va a decir que yo lo tengo que trabajar. Ésta es la forma que quiere trabajar y yo no trabajo tanto para nada, para nada’ recompensa]. Quiere que yo haga gratuitamente, yo le debo ca de 240000 y quiere que trabaje gratis. Yo así no trabajo. responsable de todo. Entiende, si cualquier cosa va chueca acá debo responder a él y no puedo hacer estas pendejadas. No F quiero mezclar.
Chris: No te preocupes por todo, en este momento lo que t preocupa es que me saques de todo este relajo.
Giulio: Estás fuera del relajo, el sábado en la noche estás at ra, tranquilo, está hecho. Ya está arreglado aquí.
Chris: Después seguiremos nosotros, yo, tú y el otro, no te p ocupes del calvo.
Giulio: Pero yo, yo... este jodido tipo no debería saber na4 de nosotros.
Chris: Estaban ahí, amigo, estaban todos. Esto es lo que p cuando no hay comunicación, así sucede.
Giulio: Pero yo...
Chris: Si comunicas y le dices cómo están las cosas, todo bien. Ellos me estaban aterrorizando, en mi propio club, en fl casa, por todas partes. Se debe acabar. Te digo, no te preocupe del calvo, yo me encargo de él. No hará nada, amigo.

Giulio: De ése no me preocupo, lo que pasa es que este tipo VinO a yerme, ¿de acuerdo? Pero la gente con la que trabajo no quiere saber nada de este tipo. Y me preguntaron: ¿tienes este trabajo, debes trabajar para él? Y les respondí que no, que no he tenido trabajo con ellos, ¿sabes? Así es, ellos no quieren, porque si debo trabajar con él entonces ellos no quieren tratar conmigo. ¿Entiendes?
Chris: Pon atención, no debes hacer nada que no debas hacer, esto lo sabes. Cuando vengas acá, yo, tú y él nos metemos a la mesa.
Giulio: Sí, no hay problema.
Chris: Oye, hagamos un acuerdo con él.
Giulio: Perfecto, Chris. Nos vemos, haz que te pregunten cuándo llego, si habrá demoras, si llegaremos uno, dos o tres.
Chris: Estamos listos, amigo, te toca a ti.
Giulio: Mira, yo estoy listo aquí, estoy listo. Tranquilo, sábado, domingo, y ya estamos. Si tú estás listo, no te preocupes, es un negocio hecho. Si digo negocio hecho, está hecho. No te preocupes de las cosas aquí.
Chrís: Mira, debiera haber un modo para alcanzarte. Sé que no quieres hablar, nosotros tampoco, pero no puedes dejar a las personas así.
Giulio: No, debo decirte algo cuando regrese, Chris, debe haber un modo, te digo, acá [en Italia] tienen a todos con los teléfonos [bajo control].
Chris: Entiendo, acá también, pero atiende, no puedes dejar a estos individuos aquí durante un mes con la gente que está enloqueciendo.
Giulio: Sí, pero ahora 15 días no nos son suficientes.
Chris: Está bien, pero esto lo debes decir cara a cara.
Giulio: Sí, debemos decírselo con transparencia, después te explico, una vez que llegue allá.

HORAS DE PÁNICO

Chris: No hay problema, pero debes ser honesto, amigo.
Giulio: Soy honesto al cien por ciento, pero...
Chris: Oye, podrías decir 30 días, tranquilamente.
Giulio: Nos servirá un mes, sí, un mes.
Chris: Ok, a ellos no les importa.
Giulio: Nos sirve un mes, dentro de un mes alguien estará c por ciento, no tengo problemas.
Chris: Lo darán.
Giulio: Si quieren, Chris, si no pagamos lo que debemos y 1 go harán lo que tengan que hacer, ¿qué te puedo decir?, no pue obligarlos, tú menos.
Chris: Todos esperan tu llegada, y basta, todos están listos.
Giulio: De acuerdo, nos vemos el domingo en la noche, ¿
Chris: Ok, ciao.
Giulio: Ciao.
Esta llamada era una prueba de que la situación por fin em zaba a tranquilizarse. De esta manera podía pensarse en oq envíos, pero con los nuevos socios, los mexicanos; de ahí la u tencia de Giulio en no involucrarse más con el tal Gregorio, que había buscado no sólo para el pago de las deudas que los Schirri tenían con él, sino también para participar en lo que vendría.

El 14 de junio, cuando Giulio todavía seguía en Marina di Gioiosa lonica, Vincenzo Schirripa llamó a su madre.


Vincenzo: ¿Qué hay?
Teresa: Eh... Giulio fue a Marina a ver si encontraba a alguien. Ha hablado con esos cristianos y les dijo que el domingo en la noche o el lunes alguien estará por allá. Ha hablado hasta ayer en la tarde, dice que va bien. Ha peleado con todos, ahora veamos qué hará esta noche, alguien que llegue, lo que haya.
Vincenzo: Sí... llega, llega.
Teresa: Sí, ¿pueden dejar a la gente así? ¿Vinci? ¿Verdaderamente estamos locos? Papá fue... es que se casó la hija de Rocco Aquino.’
Vincenzo: ¿Ah sí? ¿Y qué hora es?
Teresa: Son las tres y media.
La conversación siguió en torno a la boda; Teresa hacía ver que había sido “de gran estilo” y que habían llegado cerca de 2000 personas a un hotel ubicado en Marina di Gioiosa lonica. Después retomaron la conversación iniciada.
1 Nicola Rocco Aquino nació el l de noviembre de 1949 en Marina di Gioiosa lonica, y está identificado como miembro de la ‘ndrina Aquino-Coluccio.

Vincenzo: Pero el número, ¿quién se lo dio para que les Ii
Teresa: No lo sabemos, Vi, Vi, no sabemos... Gregorio...
Vincenzo: ¿Y por qué con Gregorio?
Teresa: Eh, él fue el demandante, dice que lo ha visto a noche, que después lo llamó y como luego vino el sobrino de gorio ayer en la mañana, Giulio lo alcanzó y le preguntó: “ quieres?”
Vincenzo: Gregorio... Gregorio me ha mostrado el cuchil!
Teresa: ¿A quién? ¿A ti?
Vincenzo: Dice que debe descuartizarme.
Teresa: ¿Gregorio?
Vincenzo: Eh.
Teresa: [Ríe].
Vincenzo: Sacó el cuchillo en el café.
Teresa: ¿En e1 café de Gi6... Gió... Renato? ¿Pero él se te bien?
Vincenzo: Sí, ha dicho que me abre, me dijo: “no te descua zo aquí adentro, te descuartizo en la calle, donde andes”.
Teresa: ¿Y por qué motivo?
Vincenzo: Por Giulio, mamá, ¿por qué motivo?
Teresa: ¿Y por qué por Giulio? ¿Él qué quiere?
Vincenzo: Se lo dije “tú qué quieres de mí? ¿Te metes mi hermano? Llama a mi hermano y ve cómo está la situación, hermano está en Italia, no está aquí”.
Teresa: Ah, ah.
Vincenzo: Y ha mostrado el cuchillo.
Teresa: ¿Y cuándo fue?
Vincenzo: El viernes, mamá.
Teresa: El viernes.
Vincenzo: O jueves, ¿qué era?, jueves.
Teresa: ¿Y Gió, Gió Renato qué dijo?
Vincenzo: Gió no estaba, era temprano.

Teresa: ¿Y entonces te sacó el cuchillo?
Vincenzo: Sí, y me dijo que me descuartiza, a mí, a Giulio, a todos.
Teresa: A todos, a todos, sí.
Vincenzo: Estaba borracho, mamá.
Teresa: Y sabemos que cuando se emborracha hace estas escenitaS.
Vincenzo: Espero a que lo agarre Gió cuando vaya a tomar café al terminar de trabajar.
Teresa: Claro que sí.
Vincenzo: No hay problema.
Teresa: Pero, fijate, si Gregorio no se porta bien con lo que le diga Gió, tomamos otras precauciones.
Vincenzo: Con ellos acá... o debo llevar la pistola conmigo y les disparo, porque éste está enfermo.
Teresa: Pero este cristiano, habráse visto.
Vincenzo: No sé, se metió a gritar con toda la gente ahí, con mis amigos... dijo: “le he vendido ciertas cosas a tu hermano”.
Teresa: ¿Quién, hijo?
Vincenzo: Así dijo.
Teresa: Mira qué loco, mira que necesita un manicomio, hijo, de verdad, hijo, de verdad lo necesita.
Vincenzo: Uno tiene que arreglarse con esto.
Teresa: Y en cualquier forma se arreglará, no te preocupes.
Vincenzo: Porque debo llevar la pistola conmigo y dispararle.
Teresa: Sí, debemos arruinarnos por los otros, que son locos de manicomio.
Vincenzo: Dijo que ahí adentro no hacía nada porque sabe de quién es el café.
Teresa: Pero ¿dónde? Va donde estás... y qué debe hacer... yo haría... ¿sabes cómo lo haríamos? Él no tiene idea.
Vincenzo: Mmm, dile a Giulio y ve qué es lo que quiere hacer.

Teresa: Claro que sí.
Vincenzo: Porque, si no, me llevo la pistola.
Teresa: No te preocupes, no te preocupes.
Vincenzo: Y verás cómo le disparo.
Teresa: Pórtate bien, Vi, que no quiero escuchar esto.
Vincenzo: ¿Ves cómo está la situación?
Teresa: Te llamamos esta noche, ciao, hijo, ciao.
Vincenzo: ¿Ves cómo está la situación con éste y con ac-- mamá?
Teresa: Claro, hijo, claro.
Vincenzo: ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?
Teresa: Ya entendí, Vinci.
Vincenzo: Que ellos, todos los días...
Teresa: Ya entendí lo que estás diciendo, Vinci.
Vincenzo: Al menos responde de los 15 suyos (se refiere al t de la cantidad traficada con la organización mexicana).
Teresa: Está bien, Vi.
Vincenzo: Ciao, ma.
Teresa: Ciao, hijo.



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