Contacto en Italia Autor Cynthia Rodríguez Edición noviembre 2009 editorial debate El pacto entre Los Zetas y



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11 Que sigan los negocios


A pesar de las amenazas de Gregorio, para los Schirripa prioritario pagarle a los mexicanos que, como había dicho Vince zo en esta conversación, les habían pedido al menos 15 kilos.
Por la investigación, se supo que las cuentas hasta ese mc to eran las siguientes:
Droga importada el 7 de marzo de 2008: 10 kilos, de los cu les 3.334 kilos no se vendieron, se ocultaron y posteriormente carabineros los embargaron.
El 23 de mayo se enviaron dos kilos más de cocaína. Sumaría 12 kilos, pero si se toma en cuenta la cantidad de la que habíaE hablado en una conversación anterior, en la que se menciona otros cuatro kilos, el total sería de 16 kilos de cocaína, sólo a trav

de este nuevo canal, es decir, gracias a la colaboración del cártel del Golfo.


El responsable del Operativo Solare, el capitán Massimiliano D’Angeloantonio, explica en entrevista que si bien no era enorme la cantidad de droga que los Schirripa empezaron a llevar a Italia con la ayuda del cártel del Golfo (comparada con otros cargamentos procedentes de México,2) esto tiene una respuesta muy simple:
Para empezar, era un canal de envío nuevo, en realidad se trataba de pruebas que estaban haciendo. Cada cargamento de droga no pasaba de los 10 kilos como máximo. Pero también hay que decir que actualmente el enviar pequeños paquetes se está convirtiendo en una costumbre de las organizaciones criminales, lo tenemos registrado en otras investigaciones: fraccionarlos con el fin de evitar riesgos. Porque si vienen descubiertos y se les confisca 10 kilos es una cosa, pero si se detienen 200 o 500 kilos, es otra cosa...
Ahora sólo en algunos casos, cuando hay una relación directa con las organizaciones colombianas, especialmente con las de tipo paramilitar y las guerrillas, notamos transferencias mayores. En este caso, con la ‘Ndrangheta, la organización criminal italiana con mayor disponibilidad de operar con este tipo de transferencias, también se dan transferencias de importancia, porque esta organización dispone de referencias muy consolidadas que operan de años en Colombia; es decir, tenemos la presencia en Colombia de “brokers” calabreses ligados a las más importantes ‘ndrinas de la ‘Ndrangheta, cuya tarea consiste en buscar con los paramilitares a los más importantes cárteles de aquel país, como el ROS documentó en otras investigaciones.
2 Como ejemplo, el 29 de agosto de 2008, en el puerto de Vado Ligure, se confiscaron casi 500 kilos de cocaína oculta en muebles rústicos de madera provenientes del puerto de Veracruz. La droga tenía como destino final la ciudad de Salerno, en la región de Campania.

Sobre los vínculos establecidos por los miembros del cártel Golfo con los de la ‘Ndrangheta, D’Angeloantonio señala que son típicos cuando no existe una relación consolidada, de confia


En la mayor parte de estos casos, yo como “broker” —de la ‘Ndrd heta— no me fio; primero, de pagarte, de ordenarte una cantij importante de estupefaciente; pruebo el canal, debo entender la
fianza que hay en éste, la calidad de la mercancía, en síntesis, d tener certezas... Si la relación apenas comienza, es claro que
certezas todavía no existen.
De ahí, explica el capitán del Departamento de Operacioi Especiales, la importancia de esta investigación, pues esta relaci establecida entre la ‘Ndrangueta y el cártel del Golfo fue interru pida casi desde su inicio.
Otra de las cosas que los agentes comprobaron en esta últit conversación era la cercanía de los Schirripa con la ‘ndrina Aquir? Coluccio, evidente con la invitación a la boda de Maria Aqu (hija de Nicola Rocco Aquino) y Francesco Mazzaferro.
El que Schirripa [Pasquale] haya participado en esa ceremonia considera como un elemento que demuestra la cercanía de los Sc rripa con los Aquino, confirmada anteriormente en informes dod mentados acerca de sus servicios como financiadores de esta fanii. y cuyos lazos con la ‘ndrina Aquino-Coluccio se han delineado sol. la base de hechos.
Tal acercamiento parece ser la razón principal de que, a pesa1 la dificil situación causada por el comportamiento, en algunos c incorrecto, de Giulio Schirripa (y sus deudas), sus parientes gozal de inmunidad, no obstante las presiones muy a menudo sin treg! los Schirripa han demostrado una seguridad en su actitud y, al ni
Relación de petición de indiciados de delitos y custodia preventiva en prisi del Tribunal de Reggio Calabria, p. 201.

mo tiempo, siempre logran nuevos créditos, obtenidos también de personas cercanas o ligadas a los Aquino-Coluccio, que de tiempo atrás están en el centro de las más importantes dinámicas relacionadas a la ‘Ndranghetajónica.


El mismo 14 de junio, a las 17:31 horas, Giulio contactaba a Christopher para comunicarle que al día siguiente (15 de junio) llegaría “alguien”, y que él lo haría el miércoles.
Christopher quería saber si el asunto del dinero estaba en orden, y le recordaba que no quería problemas con los mexicanos.
“No, todo está ok. Él (Luigi Albanese) llegará a1JFK a las cinco y media o a las seis”, contestaba Giulio.
Sin embargo, Castellano externaba su preocupación, afirmando que si el correo no hubiera llegado el domingo “comenzaría la guerra”. Preguntaba, asimismo, si había logrado reunir todo el dinero.
“Debemos restituir 60 más 93 [60000 dólares más 93000 dólares].” Se comprende que el acuerdo era que parte del dinero también podría ser para ellos, aunque no especificaron la cantidad.
Al día siguiente, a las 17:04 horas, Giulio llamó a Stacy para que fuera al aeropuerto a recoger a Albanese.
Stacy: ¿Bueno?
Giulio: Sí, Sté.
Stacy: ¿Qué haces?
Giulio: ¿Qué ocurre?
Stacy: Voy al horno, porque es la fiesta de papá.
Giulio: ¿Trabajas mañana?
Stacy: Sí.
Giulio: Debes tomar un día de vacaciones.
Stacy: No puedo.
Ibid.

Giulio: Es a fuerzas.
Stacy: ¿Para qué?
Giulio: Debes ir por mi tía a las tres a recoger los ceniceros.
Stacy: No puedo, ¿por qué lo planeaste al último momento?
Giulio: Debes ir, vuela, Sté, no hay otras personas que...
Stacy: Me dijiste que no era necesario.
Giulio: Entiendo, pero ¿sabes?, así es.
Stacy: ¿Qué tía?
Giulio: ¿Sabes?, la tía de la que hablamos antes, anda.
Stacy: Oh, Dios mío.
Giulio: Haz lo que tengas que hacer, te llamo más tarde cor los detalles. Creo que debes salir de casa a las 2:30 para tom de casa [sic]. ¿Ok?
Stacy: Llámame después y hazme saber si es segurísimo. Deb( ver qué puedo hacer.
Giulio: Es seguro, cien por ciento, acabo de regresar. Ok, c
Stacy: Dios mío, ciao.
A las 18:48 horas de ese mismo día volvieron a comunicarse:
Giulio: ¿Bueno?
Stacy: ¿A ver? ¿Para mañana? ¿Por qué no agarraron un vue1á de noche? ¡Sabes que trabajo el lunes!
Giulio: Presta atención, así es, ya te lo dije. O eres estúpida :
tienes alguna cosa que no funciona. ¿Me oíste? ¿Me entendiste? Sil quieres llevar las cartas al hospital, está bien, si no, yo me encargo.
Stacy: ¡Pero ni siquiera quieres decirme la hora!
Giulio: Dije que te daría los detalles y basta.
Stacy: ¿Qué haces?
Giulio: Te debo llamar más tarde, ciao.
Stacy: Te encargo que felicites a mi papá por su fiesta.
Giulio: Ciao, ciao.

Cinco minutos después, Giulio llamó a Luigi Albanese para acordar un encuentro y comprar el boleto del avión. Hecha esta operación, se comunicó con su hermano Vincenzo para ponerlo al tanto. Eran las 22:28 horas.


“Mañana llegará una persona de aquí que te va a buscar, y cuando llegue te explicará todo lo que le debes decir a aquél, a la otra persona [Castellano] y le dan todo lo que te llevan, lo meten junto a lo otro, si no, me esperan a que llegue para cerrar la cuenta, entonces espera instrucciones de esta persona que llegará y te buscará”, le dijo Giulio a Vincenzo.
A las 23:34, Giulio volvió a llamar a Stacy.
Stacy: ¿Bueno?
Giulio: Sí, ¿qué hay?
Stacy: Nada, ¿tú qué haces?
Giulio: Acabo de llegar, debo dormir un par de horas, porque tengo que despertarme pronto.
Stacy: ¿Y qué has hecho toda la noche?
Giulio: ¿Qué hice? Debo darme mis vueltas.
Stacy: ¿Estás ocupado? ¿No me puedes hablar?
Giulio: Bueno, así es, Sté.
Stacy: Quería trabajar un par de horas.
Giulio: ¿Qué? No te escucho.
Stacy: Quería tomar sólo un par de horas, pero me dijeron que tomara todo el día.
Giulio: No te escucho.
Stacy: ¡Mañana tengo el día libre!
Giulio: De acuerdo, relájate, no te preocupes.
Stacy: Relájate, ¿a qué hora?
Giulio: Te llamo cuando sean las dos de la mañana allá.
Stacy: ¿Las dos de la mañana acá conmigo?
Giulio: Sí, te encargo que contestes el teléfono.

Stacy: ¡Claro! ¿Me darás los detalles?
Giulio: Buenas noches, Sté.
Stacy: Dime que me amas.
Giulio: Me tengo que ir, ciao.
El 16 de junio, Giulio llamó a Stacy a la hora acordada paj darle los detalles.
Stacy: ¿Bueno?
Giulio: Sí.
Stacy: ¿Qué haces?
Giulio: Nada, estoy regresando a casa. Ve a recoger a mi tía las tres y media (15:30) a la terminal 1, ¿ok?
Stacy: ¿Estás regresando ahorita?
Giulio: Sí, dormí acá ahora, ¿ok?
Stacy: Bueno, sólo pasar a recogerla, ¿verdad?
Giulio: Tres y media, terminal 1. Te llamo después, ciao.
Stacy: Háblame.
Giulio: Vamos, Sté, debo manejar una hora y media. No 1 dormido para nada, ciao.
Stacy: Oye, espera, ¿todo marcha bien?
Giulio: ¿Qué, Sté?
Stacy: ¿Todo bien con todo?
Giulio: No todavía, pero sabes, a la mitad.
Stacy: Cómo se llama.., estaba de nuevo enojado.
Giulio: Debe estar enojado, no te preocupes, no es grave. Yo llego dentro de dos días, ¿ok? Él tiene algo, una carta para5 ti. Te llamo... llámame cuando salga sólo para saludarme y bas— ta, ¿ok?
Stacy: Pero nos hablamos antes, ¿no?
Giulio: Como quieras, ciao.

Entre tanto, los agentes del ROS habían investigado sobre el viaje de Luigi Albanese, que partiría del aeropuerto de Lamezia Terme rumbo al aeropuerto de Fiumicino, en Roma, y de ahí a Nueva York, en el vuelo DL149. La llegada, efectivamente, estaba prevista a las 15:30 horas. Compartieron todos los datos tanto con la DEA como con la agencia de la aduana estadounidense (IcE), quienes, gracias a su trabajo de observación, documentaron y redactaron el informe de llegada:


...en fecha 16 de junio de 2008, a las 14:20 horas, a través de vigilancia dinámica, la DEA documentaba el encuentro entre MARGO- LIES Stacy y ALBANESE Luigi en el aeropuerto internacional John F. Kennedy, terminal 3. Enseguida, los dos, a bordo del auto en uso de MARGOLIES Stacy, se dirigieron rumbo a la habitación de la mencionada, ubicada en Nueva York, 568 Oid Country Road, Dix Hilis, N. Y. A las 21:08, a la habitación de MARGOLIES Stacy llegaba el auto conducido por CASTELLANO Chris. Posteriormente, se observó a CASTELLANO Chris y MARGOLIES Stacy conversar en el balcón de la habitación. A las 22:00, CASTELLANO se alejó de la habitación a bordo de su propio auto.5
Durante la noche, Stacy llamó a Giulio para informarle que Albanese había llegado a Nueva York, pero que su maleta, la cual contenía el dinero, se había quedado en Roma porque no la subieron a tiempo en el avión en el que había viajado de Lamezia Ter- me a Roma.
Giulio estaba preocupado, y esta vez su mujer lo tranquilizó, diciéndole que habían investigado y que el equipaje ya estaba en camino, por lo que se lo consignarían lo antes posible. Albanese, presente cuando Giulio y Stacy hablaban, le platicó a Giulio
Reporte de vigilancia del 18 de junio de 2008, redactado del SA james Conwell de la Nueva York Field Division DETE Group T-41.

por teléfono todo lo que había pasado. Después Stacy le re mó a Giulio que el avión no había llegado a la terminal 1, cor él le había dicho, sino al “Delta” (Delta Air Lines), es decir, a terminal 3.


Giulio y Stacy se pusieron de acuerdo sobre cómo rec el dinero y coincidieron en que Luigi debía ir solo al aeropu to a reclamar el equipaje, para evitar que la mujer se sobree pusiera.
Lo que Giulio sí le recomendaba a Stacy era tener el control c los documentos que comprobaran la propiedad del equipaje.
Mientras, en Calabria, según las intercepciones, Teresa y Ana Maria hablaban sobre los últimos acontecimientos, actualiza hasta este punto, quizá agregando algunos detalles sobre el estaa de ánimo de Giulio, ya que Teresa le contaba a su hija que éste n había podido dormir a causa de la

El 17 de junio, a las 16:35 horas, Giulio, que estaba en compa ñía de Pasquale Pugliese, recibió la llamada de Stacy, quien le avi saba que la maleta había llegado... Colgaron.


A las 20:31 horas, Stacy se volvió a comunicar para decirle hasta esa hora habían salido del aeropuerto. Que todo, a pesar c tiempo, había transcurrido tranquilo, que no habían tenido ins pecciones especiales, pero que obviamente aún no habían tenidc el tiempo de revisar el contenido de la maleta.
Giulio comenzó a darle indicaciones sobre cómo dividir el dinero, pero le recalcaba el hecho de que tenían que ir a casa de Vincenzo para ahí hacer las cuentas y repartirlo.
“Vincenzo se debe quedar dos, él [Albanesel tres y 70; Vm— cenzo deberá darle a Chris para la siguiente entrega al otro [es ‘ decir, Nacho]... así se cierran las cuentas”, le dijo Giulio, pre— cavido, y le encargaba a la mujer no hablar por teléfono ni contactarlo por nadie más, pues estaba a punto de viajar y podría resolver todo en persona.

Para cerrar el ciclo, a las 20:41 horas, Giulio se comunicó con puglieSe para avisarle de la llegada del equipaje: “La visita del médico allá está bien”. Hasta aquí, todos tranquilos. Las cosas, a pesar de las demoras, estaban saliendo como habían planeado.


A las 20:46 horas, Giulio llamó a su hermano para comunicarle que estuviera atento a la llamada de la “muchacha”, pues acordaría con él la modalidad del reparto. Le enfatizó que cuidara que Chris no se quedara nada para él, pues todo tenía que ser para Ignacio Díaz.
Una hora después, Stacy volvía a llamar a Giulio con más problemas.
Giulio: ¿Bueno?
Stacy: Hola.
Giulio: ¿Qué pasa? Estoy en una reunión, ¿qué pasa?
Stacy: No, no. Nada.
Giulio: ¿Por qué?
Stacy: Todo desaparecido. ¿Que te sentiste mal en este momento?
Giulio: Ya.
Stacy: ¿Les diste tres?
Giulio: ¿Qué?
Stacy: ¿Les diste 300? Y 45 van para ellos.
Giulio: ¿Qué quiere decir 45? No, son más.
Stacy: No.
Giulio: ¿Por qué dices no?
Stacy: ¿Cuánto?
Giulio: ¿Qué dices, no los contaste?
Stacy: ¡Lo acabo de hacer! ¿Cuánto?
Giulio: Tampoco me acuerdo.
Stacy: Cuarenta y cinco.
Giulio: Deben ser más de 45 [eurosE
Stacy: No. ¿Cómo?

Giulio: Te digo que deben ser más.
Stacy: ¿Cuánto hay para mí?
Giulio: ¿Qué quieres decir? Para ti, debe haber 2200 ame canos.
Stacy: ¿Y luego qué más?
Giulio: Trescientos para Luis.
Stacy: Sí.
Giulio: Y el resto va todo para ellos, deben ser 70, todo juzi con el cambio (monedas de baja denominación).
Stacy: No hay tanto así, hay 2000 y más en euros.
Giulio: ¿De qué hablas, Sté?
Stacy: Sobre lo que había, dime de nuevo, así puedo saber.
Giulio: ¿Qué es eso de que hay 2000 y más? ¿Cuánto contas te, Sté?
Stacy: Cuarenta y cinco [45], 22 [2,200], 22 y...
Giulio: ¿Qué?
Stacy: Veintidós y tres, ¿no?, dólares. Dos mil y 500 ahí... ei dólares.
Giulio: ¡Olvídate de los dólares! Escucha, los 2500 deben esta en tu casa.
Stacy: Veintidós y le das tres a él, ¿verdad?
Giulio: Dos mil quinientos todo junto, Stacy. Vamos, ya habl& con ellos. Diez mil en americanos deben ir para ellos, después todo lo demás en euros, lo que hay ahí debe ir a él.
Stacy: Hay más, conté un surplus [sic] de 2000 euros de más. Que son 45, 47 euros.
Giulio: Eh.
Stacy: Eh, ¿47?
Giulio: Bueno, 47, 47 y medio, no me acuerdo.
Stacy: No. Ellos tendrán 45, porque con 2000 no hago nada, está la renta.
Giulio: Debes tomar esto, Stacy, te digo...

Stacy: No, te estoy diciendo que no. Ok, no me has dado más dinero, te dije que me estoy atrasando y debo dinero. ¿Y tú me das 2200? ¿Qué carajos hago?
Giulio: No hay dinero aquí, Stacy.
Stacy: Bueno, ¿sabes una cosa?, tendrán 45, yo les daré esa cantidad, yo doy dinero americano porque son pendejadas.
Giulio: Haz como te parezca, ciao.
Stacy: Ciao.
Si bien en esta llamada Stacy confirmaba que el dinero había llegado, también hacía notar que no era suficiente. De hecho, un día después (18 de junio) Stacy volvió a llamar a Giulio para decirle que Christopher Castellano le había hablado para decirle que él, Giulio, era un mentiroso, pues efectivamente el dinero había resultado insuficiente. Entonces Giulio le comunicó su decisión de quedarse más tiempo para resolver el problema.
El 22 de junio la policía documentaba el regreso de Luigi
Albanese a Italia. Al día siguiente (23 de junio), éste se reunía con
Giulio Schirripa para explicarle a detalle lo que había sucedido en
Estados Unidos respecto a las cuentas.
Posteriormente, la policía registró otro encuentro entre Giuho y Pasquale Pugliese.
A las 23:14 horas, Giulio telefoneó a Chris, pero le respondió un tal Scotty (según las autoridades, podría ser el primo de Castellano). A éste le pidió comunicarle a Chris que el problema se resolvería, pues ci “mismo muchacho” viajaría de nuevo para arreglar todo.
El 24 de junio, se registró otro encuentro más entre Giulio y Pugliese, y después de esto Giulio volvió a llamar a Chris para tranquilizarlo, diciéndole que el viernes (27 de junio) Albanese estaría en Nueva York, tras de lo cual él viajaría.
Pero Albanese no pudo viajar el viernes. De las conversaciones registradas por la DEA, salió a relucir que el correo human0 había enfermado y había pospuesto el viaje.
El 28 de junio Stacy y Giulio hablaban sobre es hechos:
Stacy: ¿Bueno?
Giulio: ¿Cómo estás?
Stacy: Te estaba llamando.
Giulio: Sí, estaba hablando con ellos, ¿qué pasó?
Stacy: Nada, ¿hablaste con Chris?
Giulio: No.
Stacy: Llámalo.
Giulio: ¿Qué?
Stacy: Llámalo, le dije que el muchacho está mal, pero del. escuchar tu voz.
Giulio: Escucha, Stacy, así es. Él estará, llegará el lunes, t tes, alguien llegará, pero no antes.
Stacy: ¿Por qué, qué sucede?
Giulio: El muchacho no estará bien por un par de días.
Stacy: ¿Ya cambiaste el boleto?
Giulio: ¿Qué?
Stacy: ¿Que si cambiaste el boleto otra vez? (el de avión y regr san a hablar de Albanese), ¿y cómo lo ves ahora?
Giulio: No está bien, estoy viendo a otro, fui a hablar con otro... Irá bien, no te preocupes.
Stacy: ¿De qué?
Giulio: Tengo a alguien, fui a la casa de alguien, estaba cofl,1 alguien justo ahora, que está interesado, quieren comprar 20 depar- tamentos (20 kilos de estupefacientes).
Stacy: Ah.
Giulio: Me están diciendo a mí, ellos dicen que el lunes por la mañana, quieren, ¿sabes?, quieren comprar 20 departamentos, son

buenas personas, pero debo ver qué está sucediendo, debo entender cómo puedo organizar las cosas con ellos.


Stacy: Te encargo, aparta un departamento para nosotros ahí.
Giulio: Son los dueños del hotel, éstos de acá con los que estaba hablando, y me dijeron que lo que quisiera.
Stacy: ¿Ah sí?
Giulio: Sí, son los patrones de todo el pueblo.
Stacy: ¿Sobre la playa?
Giulio: Sí.
El mismo día la DEA registró otra llamada entre Stacy y Christopher. De manera irónica Chris le preguntó a Stacy: “cuál es la mentira de esta semana?”, ya que esta llamada significaba que el enviado no había llegado.
Mientras Stacy le explicaba la causa de la nueva demora, Chris se quejaba con ella sobre la manera en que Giulio llevaba los negocios.
Para el 30 de junio, Albanese todavía no había tomado vuelo alguno. Stacy comenzó a resentir toda la presión.
A las 18:08 horas de ese día, Chris le llamó, en un tono muy distinto al que había usado anteriormente.
“Le voy a hacer daño, crees que estoy bromeando, Stacy, pero nadie toca tu puerta. Él estará muerto cuando lo encuentre. No puede regresar más, ya le dije que se quede donde está, que no regrese. No la voy a dejar pasar como si nada, nadie me puede hacer esto.”
Stacy, en defensa, sólo le dijo: “El muchacho está enfermo y no pueden mandar a nadie”.
El 3 de julio, por fin la situación se había desbloqueado. A las 23:13 horas, Giulio se comunicó con Stacy para decirle que él mismo llegaría al día siguiente en el vuelo de las 15:30. Después, el mismo día en el que llegaría, también lo haría Luigi Albanese.

Stacy se comunicó con Chris para avisarle y, así, tranquilizas Ella iría por ellos. En esa conversación, monjtoreada por la DEA, dos hablaron sobre la posibilidad de seguir trabajando con el po de Ignacio Díaz, “a condición de que Giulio no mienta mí le dijo Chris, quien presumía el valor con el que se había enfre tado a esta gente.


El 4 de julio el ROS informó, efectivamente, la salida de G Schirripa desde el aeropuerto de Lamezia Terme rumbo a Nue York, siempre vía Roma. Al día siguiente, 5 de julio, Albane seguía la misma ruta.
Incluso, a las 10:15 horas, Stacy llamó a la compañía aérea A Italia (línea de bajo costo), donde recibió la confirmación de éste llegaba al aeropuerto JFK de Nueva York a las 15:35 hora:
la terminal 3, con Delta Air Lines.
Más tarde, a las 11:59, los agentes interceptaron otras conver saciones, primero entre Stacy y Chris, donde ella sólo le decía a un “va a las cinco y cuarto (17:15)”. La otra entre Stacy y Vi zo hablando de la suma de dinero: 50000 dólares que éste haL pedido prestados a una persona no identificada, pero que tendr que devolver con los respectivos intereses.
Stacy hizo dos llamadas, a las 15:41 y a las 15:42 horas; prim& ro, a su hijo, y luego a Vincenzo, para decirle a uno y otro que iba, rumbo al aeropuerto a recoger a Albanese. 1
A las 17:52, le llamó a Chris para decirle: “están aquí” (refl»i riéndose a Giulio Schirripa y a Luigi Albanese), y darle el mensaje “pero sucedió lo mismo que la vez pasada: perdieron el equipaje”. El hecho, que parecía una mala jugada del destino, lo confir— mó la ICE.
Chris sólo dijo: “después hablaré con Giulio y quizá más tarde pase a verlos”.
A las 18:21, Stacy volvía a llamar a Vincenzo para comunicarle lo mismo: la pérdida del equipaje. Vincenzo preguntó sobre la

dirección que se había puesto en la maleta, pues temía que esta vez no tuvieran tanta suerte como la anterior. Al final, ambos quedaron en que Albanese iría al siguiente día a reclamar su maleta.


Pero el equipaje llegó.
De esta manera, señala la investigación, Giulio y Vincenzo Schirripa, junto con Christopher Castellano, finalmente liquidaron sus deudas con los mexicanos, plenamente identificados como miembros del cártel del Golfo.
Los proyectos entonces podían continuar y así aprovechar la disponibilidad de cocaína que sus nuevos distribuidores decían disponer. Por eso Giulio también se había tardado más en regresar a Estados Unidos, pues quería asegurar los negocios al otro lado del Atlántico. Como le había contado a Stacy, el próximo envío sería de al menos 20 kilos más. Un buen inicio para ellos, pero más para sus distribuidores. A las autoridades no les extrañó ese dato, pues la información que habían recabado hasta ese momento coincidía plenamente con la capacidad de los mexicanos.
Los informes que tenían eran que el cártel del Golfo era y es uno de los responsables del tráfico de decenas de toneladas de cocaína, metanfetaminas y marihuana destinadas hacia Estados Unidos y Europa, en especial a España, Holanda e Italia.


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