Contacto en Italia Autor Cynthia Rodríguez Edición noviembre 2009 editorial debate El pacto entre Los Zetas y



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7 Encuentro con los mexicanos


Era 12 de febrero de 2008. Habían pasado sólo seis días de que se activara la colaboración entre autoridades estadounidenses e italianas para este caso. Giulio vuelve a llamar a su madre para decirle que, si necesitaba hablar con él, le marcara al teléfono de Stacy, su mujer. Cada vez estaba más desesperado; no sólo llevaba días sin salir para evitar a sus acreedores, que lo seguían buscando, sino que también comenzaba a sospechar que la policía lo vigilaba.
Ese mismo día, a las 21:01 horas, en casa de los Schirripa sonó el teléfono. Era su antiguo distribuidor Luis Calderón, el Tío, también identificado por el ICE con el nombre de Enrique.
Teresa: ¿Sí?
Enrique: ¿Cómo estás, Teresa?
[Teresa se queda callada porque ha reconocido la voz.]
Enrique: Teresa, por el amor de... [Teresa cuelga el teléfono.]
Las autoridades explican que esa noche la actitud de Teresa fue ésa porque en el pasado Calderón había entregado una cantidad considerable de cocaína a los Schirripa y todavía le debían una importante suma de dinero. Cada día resultaba más apremiante para toda la familia la necesidad de que Giulio consiguiera la

18 Seminara es una comunidad al norte de Reggio Calabria de tan sólo 3 habitantes. Es famosa porque precisamente ahí se llevó a cabo una batalla entre frai ceses y las fuerzas aliadas españolas y napolitanas que querían reconquistar el territor durante la primera guerra italiana el 28 de junio de 1495. La batalla de Seminara como se conoce a ese episodio de la historia. Actualmente las familias dominantes sol los Santaiti, Brindisi, Caja, Gioffré y los Bruzzise.

lianos.

D’Angeloantonio refiere:

Casi dos horas más tarde, Giulio vuelve a contactar a Teresa para informarle que había recibido la llamada que estaba esperando de los nuevos distribuidores. Le habían prometido una “maleta”. La misma noche, en otra llamada a Teresa, esta vez de parte de Vincenzo, ésta le pide buscar a Giulio para que puedan “aclarar la situación” entre ellos.
El encuentro no fue posible, pues el 17 de febrero, convencido de que sí lo estaban siguiendo, Giulio decide regresar a Calabria. Dos días antes la policía registra que el jefe de la familia había logrado interceder con Giuseppe Sansota y Pasquale Pugliese para que le dieran aún más tiempo a su hijo.
Tanto Sansota como Pugliese habían aceptado, pues Giulio ya se había conectado con dos hombres que operaban en el popular barrio de Corona en el Queens, identificados como Chrisl y Javier,2 para enviar a Italia tres paquetes de cocaína. Con el Tío había comenzado a tener problemas, le adeudaba algunas entregas de droga que no habían sido pagadas inmediatamente.
La DEA informó al ROS que Christopher Castellano y Javier Guerrero pertenecían al cártel del Golfo, por lo que ya eran perseguidos desde mucho antes de iniciar una relación con los ita-

cocaína y pudiera enviarla a Italia, tanto para calmar a quienes l debían como para recuperar la confianza.


En llamadas posteriores entre Teresa y Anna Maria comien zan a hablar de un nuevo personaje: Massimo, también de nacio nalidad italiana, quien vivía en Nueva York y era enemigo de lo Schirripa, por lo que Giulio había pedido la autorización del padri para un ajuste de cuentas.
Teresa: Ahorita llamó tu hermano. ¿Es posible que todos loj días tengamos que envenenarnos? Dice que ese bastardo cornu— do indigno del América, el padre de Michele... nosotros
hacerlo pedacitos hace tiempo.
Anna: ¿Qué ha hecho?
Teresa: Giu [Giulio] dice que este maldito anda en la calle dicien- do cosas, que estaba con otras dos personas; pero papá ha dicho que ahora él no debe hacer nada. Giulio le dijo que él también estaba corL dos personas y que podía ir al Bronx a agarrarlo. Pero tu papá le dijo’1 que lo dejara, que ahora teníamos otras cosas en qué pensar. A Mas— simo lo debe “limpiar” tu hermano, dice que lo debe matar con la sierra eléctrica, pero tu padre ha dicho que no, que ahora no. Giu— ho le dijo de nuevo que no lo puede perdonar por lo que ha hecho, pero tu papá dijo que lo deje, que existe otro modo de ajustarlo.
Teresa acaba esa conversación señalando que “deben hacer un exterminio y limpiarlos a todos”. Más tarde, Giulio vuelve a llamarla para comunicarle en clave, según las investigaciones, que está siendo vigilado: “Los perros van atrás de la perra”. Entonces su madre le propone que regrese a Italia.
En esa conversación Giulio le dice que para estar seguro ya ha hablado con algunos contactos que pueden verificar si efectivamente las agencias federales estadounidenses lo están siguiendo. De ser así, no dudaría en regresar a su país de inmediato.

Por eso es tan importante la cooperación entre varios países cuando se combate el tráfico de estupefacientes. Cuando existe una óptima colaboración, como ha sucedido con Solare, sobre todo con Estados Unidos, un intercambio constante de información y una interlocución directa permiten que la investigación siga adelante.


Christopher Anthony Castellano es de origen italiano pero nació en Estados Unidos el 8 de diciembre de 1960. Chris, como era conocido, tenía un club nocturno en Grand Island, desde donde operaba también sus negocios de narcotráfico.
2 Javier Guerrero nació en Paraguay el 3 de diciembre de 1975. Está identificado como uno de los contactos con el cártel del Golfo.

ENCUENTRO CON LOS M
Para Solare, nosotros observábamos y documentábamos tock que sucedía aquí, hacíamos las intervenciones y luego nos comu cábamos con Nueva York, de tal forma que cuando los investiga llegaran pudieran ser monitoreados e interceptados.
Tan pronto como Giulio llega a la casa de sus padres en i. bria, le marca a Stacy, quien se había quedado como encarL para continuar el contacto con Chris y Javier. Posteriormente h otras llamadas para tratar de arreglar una parte de sus deudas. 1 ellas decía que se quedaría un mes en Italia, lo que causó son sa e hizo que algunos se enojaran, especialmente una mujer qi reclamaba 9000 dólares que le debía Teresa.
El 18 de febrero comienzan a llegar visitas a casa de los Scli rripa, su propósito era que les devolvieran el dinero que les ha prestado.
Un día después, alrededor de las ocho de la noche, se regi$ tra un nuevo contacto entre Luis Calderón y Teresa Roccis Calderón había llamado para buscar a Giulio. Con otra actitud Teresa le promete que su hijo lo buscará más tarde. En realidad Giulio no tenía ninguna intención de hablar con ci ecuatori no mientras estuviera en Calabria. Esa noche con quien sí habi es con Stacey. Le advierte que tardará en regresar más tiempo; del acordado a causa de una fuerte influenza, pero que el plan continúa.
El 20 de febrero, Stacy llama a casa de los Schirripa para avisanes que más tarde recibirán una llamada de Chris, quien para ese entonces ya se había desenmascarado como el nuevo distribuidor de la familia, y en los meses siguientes les proveería cocaína. De esta forma, Luis Calderón empieza a quedar al margen de los intereses de los Schirripa. Él le sigue llamando a Teresa, y ella le cuelga el teléfono siempre que lo reconoce.
Para poder comprar la nueva entrega, Teresa busca casi en
128

Geografia de la criminalidad mafiosa en Calabria. FUENTE: Relación de la Comisión Parlamentaria Antimafla, 2006.



ENCUENTRo CON LOS M1*TCAÑ

Massirniljano D’Angeloantonjo capitán del ROS de los Can

freto a su amiga Maria Argiro, pues de este encuentro inicial
-1uale, su esposo, no tenía conocimiento. Argiro ayudaría pri,ro a financiar la cocaína, y posteriormente tendría tareas opeivas en lo que respecta al transporte del estupefaciente.
El 22 de febrero, Giulio ya estaba de regreso en Nueva York. pesar de todo, solamente se había quedado cinco días en Galaja. Se siente optimista y confia en que sus problemas se resolven pronto. Tres días después de su llegada contacta a su madre para
;untarle, siempre en clave, sobre la ayuda de su amiga. Luego ie comunica que pronto le podrá “enviar un regalo para el niño”. Así se referían ellos mismos y así quedó plasmado en el reporte final. Más tarde, Giulio vuelve a llamar para avisar que llegarán “correos” a Bovalino, Locri y Marina di Gioiosa Tonica.
Así es como Giulio Schirripa regresa a trabajar. Aún no consigue todo el dinero que necesita, pero el contacto con Chris y Javier ha resultado mucho mejor de lo que suponía. Esto se puede constatar en otra conversación entre Giulio y Teresa el miércoles 5 de marzo de 2008.
Giulio: Fui con Chris porque me ha llamado.
Teresa: ¿Y ahora?
Giulio: Espero todavía pocos días más con él porque éste [Castellano] es uno normal, tú sabes.
Teresa: Entonces espera.
Giulio: Le he dado a entender algunas cosas a Chris, y él me
dicho que haga lo que quiera.
Teresa: Claro, tenías que informarle.
Giulio: Ya le dije que tengo problemas del otro lado, le tenía que decir la verdad; éstos que vinieron acá sólo tienen un canal y ya me dijeron que para el sábado o el domingo. No te preocupes
Maria Teresa Argiro nació en Marina di Gioiosa lonica el 30 de junio de 1967.

por nada. Ellos hablan de una cosa grande y no de una es por eso que nos dan todo el tiempo que queramos.


Teresa: Espera, Giu, espera... mira.
Giulio: Yo pienso que sí nos conviene así, si salí próximo lunes bajo.
Teresa: Espera, Giu.
Giulio: También porque a ellos les debo dar mi partee, menos sé que no me van a estar chingando y sé que viajo t lo, porque además hasta ahora no me había pasado esto (re dose a las deudas).
Teresa: Es verdad.
Giulio: Si no tuviera necesidad aquí, no me i
ahora tampoco ellos tienen otra manera de agarrarse.
Teresa: ¿De verdad piensas que sea una buena elección ¡ estás haciendo?
Giulio: No, si estaban las mismas personas que estaban a
Teresa: ¿Y entonces?
Giulio: Dos personas estaban ahí, estaban esperando a q llegara, entonces tuve que dejarlo pasar.
Teresa: Sí, sí.
Giulio: Él [Chris] conmigo habla normal, me dice que s o domingo va a tener algo, hasta para ellos, porque ellos vi acá [Nueva York] por otra cosa, porque ellos trabajan acá.
Teresa: Sí, sí.
Giulio: Ahora sé que ustedes quieren lo otro, pero me sirve alguien venga acá con el carro [en avión].
Teresa: Sí, sí.
Giulio: Hablan de un número bueno.
Teresa: Ojalá.
Giulio: Sí, un número bueno que serviría para dos o ti meses.
Teresa: Mucho mejor.

1io: Esta persona me ha llamado para asegurarme al cien por o que no hace esperar a las persoflaS porque apenas llega el inento, yo debo mandar una persona [a recoger la mercanc’la]. íreresa: Estoy de acuerdo contigo.
j1i0 Él me dice que sirven dos o un mes y medio, pero que LiaY prob1ema Sólo que sÍ se necesita de alguien que venga por
i y llevárSa p0C0 a poco.
Teresa: Estoy de acuerdo contigo, Pasqualiflo [Pugliesel ya dijo apenas tenga listos los documentos [el dinero], hace rápido las etaS y se va para encontrarte.
Giu1i0 Seguramte las puertas se abrirán entre el sábado y el ,ningo, quédate tranquila, esto yo te lo puedo garantizar porue él [Chris] no es un bufón, y después te digo, les acaban de dar ü ooo dólares [por] la “otra cosa” que tienen ahí.
Teresa: Entonces está bien así.
Giulio: Él mismo me ha dicho que no son unos bufones, como ves, por el “otro hecho” le pedí 500 ooo dólares de valor, pero ves mamá, por el otro hecho que a mí no me interesa.
Teresa: Claro, a nosotros no nos interesa.
Giulio: De hecho él me dijo que ya se sabía que “eso” sí nos podía interesar.
Teresa: Claro, las personas no pueden saber desde antes.
Giulio: A nosotros nos ha dado un buen precio y le dije que pagamos gustosos porque nos está dando el tiempo y que al final quedará satisfecho. Me respondió que si es así, que no me preocupara, que bastaba con que le diera el número [de la cantidad de droga] que nos interesa cada mes. Yo le dije que para este mes ya habíamos acordado algo, pero que para los otros iríamos acordando conforme fueran llegando.
Teresa: Sí, así está bien.
Giulio: También porque le dije que desde hace un año que estamos parados aunque estuvimos corriendo la voz. ylo que me dijo es que de él nos podemos fiar, que cuando quiera vaya a su encontraré la “cosa” sobre la mesa.
A partir de esta conversación, las autoridades también cuenta de que esos nuevos distribuidores estaban buscando n canales para enviar la droga hacia Europa.
Los días transcurrían pero Giulio no había podido conc nada, y las deudas de uno y otro lado del Atlántico acrecen crisis de los Schirripa. El 25 de marzo de 2009 una llamada Anna Maria y Teresa da cuenta de las presiones de varias farra de la zona por el retraso en la entrega de la “mercancía”. hacen notar el temor de que maten a toda la familia por los ç promisos incumplidos.
Finalmente, Giulio se comunica con Teresa para darle b nas noticias.
Teresa: ¿Qué se dice? ¿Todo igual?
Giulio: No, el lunes o el martes que viene les mandamos regalo de mi parte, ¿ok?
Teresa: Ok.
Giulio: En todo caso, creo que estaré por ahí el miércoles.
Giulio también le recomienda a su madre no decirle nac nadie de lo que está pasando. En esta misma conversación tamL. le habla de ir al lugar donde esconderán el estupefaciente.
Giulio: Serán seis o siete (refiriéndose a los kilos de cocaína) después me las veo yo con todos.
Teresa: Ok, ok, entonces le hacemos así.
Giulio: Mamá, tú sabes, allá atrás.
Teresa: Él lo sabe.
Giulio: No, te hablo de allá atrás, donde

tiramos la basura,



es, tienes que ir de noche sin lámpara, sin nada, si no, alguno leSPues. No vayas con la lámpara, no te deben ver que vas para aJlá, porque quiero dejar algo ahí para cuando llegue yo.
Teresa: Ok.
Giulio: Si no llegara yo a estar ahí, pero me están diciendo que para lunes o martes. Me están pidiendo que espere.
Con esta plática, efectuada a las 14:37 horas, los agentes descubrieron que Giulio Schirripa había desbloqueado la situación con sus distribuidores. Aunque en ese momento todavía no estaba seguro de la cantidad de droga que podría enviar a Italia, hablaba de que serían entre cinco y siete kilos. En caso de que él mismo no pudiera transportarlos ya había planeado qué hacer con ellos, por eso le había pedido a su madre que los escondiera justo atrás de la casa.
Al día siguiente, previniendo que su hijo no lograra cerrar el negocio, Teresa llamó temprano a Maria Argiro para que buscara a la gente de la Plana y tratara de calmar la tensión. Casi a las dos de la tarde, Giulio contacta una vez más a su madre. Le dice que busque a Francesco Olivieri a través de Maria Argiro, para comunicarle que “la puerta estaba abierta para que tuviera todo lo que le servía”. Éste era el recado que pasaban los nuevos contactos en Nueva York a través de Giulio.
Los siguientes días de marzo transcurrieron en la espera de que Giulio al fin pudiera conseguir lo prometido: cocaína suficiente para poder recomenzar. Finalmente, las investigaciones señalan que el 31 de marzo, pasadas las tres de la tarde, Giulio asegura a su madre que en la noche acudirá al encuentro anhelado con sus nuevos distribuidores.
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